Juan Pablo Durte en
el imaginario de los jóvenes dominicanos
El aprecio o reconocimiento de
sentimientos y valores en las sociedades modernas y post modernas, son temas
que en la actualidad generan polémicas interesantes. El debate, que se nos
plantea cuando hablamos de divulgar informaciones, teniendo en cuenta los
valores éticos y morales de las sociedades de hoy, nos obliga a substraernos un
poco, e iniciar una suerte de interrogantes, que tienen que ver con la sociedad
en su conjunto, pero fundamentalmente, con las sociedades del pasado.
Preguntas como ¿Qué
tipo de sociedad tenemos?, ¿Cuáles son
sus intereses?, ¿Cuál sería la sociedad apropiada o cuál nos gustaría tener?; ¿Por
dónde empezar a construirla o reconstruirla?, son algunas de ellas. Por
supuesto, llegar a esas respuestas amerita de un trabajo creativo por parta de docentes y alumnos.
Hace dos años, al conmemorarse el bicentenario del natalicio de Juan
Pablo, quise introducir en la programación de la asignatura Fundamento de Historia
Social Dominicana; una estrategia metodológica en la que los jóvenes tuvieran
la oportunidad de recrear la labor social y política de “Juan Pablo” desde una perspectiva mucho más cercana,
presentando a un Duarte más parecido a él o a ella, a un Duarte de carne y hueso.
Tomando como punto de apoyo el conocimiento del personaje a través de su
labor social y política, iniciamos la caracterización y dramatización del
periodo histórico, en el que se desarrollaron los hechos, que posteriormente
produjeron la Independencia Nacional Dominicana, el 27 de febrero de 1844.
¿Cuál fue la gran sorpresa de estos jóvenes?, ¿Qué lectura hicieron?,
¿Cuáles pensamientos llamaron su atención?.
Descubrieron a
un Juan Pablo con gran personalidad, con sed de justicia, que llamaba las cosas
por su nombre, que tenia fe en el porvenir. Poseído de coraje y valentía. Un veinteañero que trasciende la tenacidad del tiempo, un jòven con sueños iguales
o muy parecido a la de ellos y se dan cuenta, ademas, de que sus motivaciones políticas y sociales
continúan siendo pertinentes, después de doscientos años.
Juan Pablo Duarte,
con su innegable visión y percepción de las características del ser humano
definía al pueblo dominicano y a sus
dirigentes con acertada razón, diciendo “En Santo
Domingo no hay más que un pueblo que desea ser y se ha proclamado independiente
de toda potencia extranjera, y una fracción miserable que siempre se ha
pronunciado contra esta ley, contra este querer dominicano, logrando siempre
por medio de sus intrigas y sórdidos manejos adueñarse de la situación y hacer
aparecer al pueblo dominicano de un modo distinto de como es en realidad; esta fracción,
o mejor diremos esa facción, es y será siempre todo, menos dominicana; así se
la ve en nuestra historia, representante de todo partido antinacional y enemigo
nato por tanto de todas nuestras revoluciones; y si no, véase ministeriales en
tiempo de Boyer, y luego riveristas, y aún no había sido el 27 de febrero,
cuando se les vio proteccionistas franceses y más tarde anexionistas americanos
y después españoles”(…). [1]
Cuando los alumnos fueron profundizando en el conocimiento del pensamiento
social y político de Juan Pablo, establecieron nexos importantes, enfatizando
el aspecto interno de los procesos que se puede reconstruir sobre la base de
hechos históricos sucedidos, apoyados en documentos escritos, testimonios
orales y demás recursos que constituyen fuentes necesarias para estudio de la
historia.
Sin
hacer grandes esfuerzos, la dimensión del personaje era cada vez más gigantesca.
Poder realizar una reflexión histórica desde el presente denunciando problemas
con tan clara vigencia, como lo hizo Juan Pablo, redimensiona su figura ante
estos jóvenes. No hay que desempolvarlo, sus pensamientos lo dicen todo, “Los
enemigos de la patria, por consiguiente nuestros, están todos muy acordes en
estas ideas: destruir la Nacionalidad aunque para ello sea preciso aniquilar a
la Nación entera".
Y así, podemos hacer un ensayo histórico
interminable, solo con el aporte de su ideario; sin embargo, quisiera finalizar
con lo expresado por Juan Pablo, en relación
a la autoridad:”El gobierno debe mostrarse justo y enérgico…o no tendremos Patria y por
consiguiente ni libertad ni independencia nacional”. Más pertinente no puede
ser.
Los jóvenes estudiantes al final de la experiencia docente, destacaron en primer
lugar, la tremenda vigencia del pensamiento de Juan Pablo doscientos años
después, en segundo lugar, el compromiso
que tiene su generación con el cambio de rumbo de políticas negativas
desarrolladas por la mayor parte los
gobiernos republicanos y en tercer lugar, y no menos importante, la necesidad de inclusión social para
los más vulnerables, así como la
implicación y compromiso de la juventud en el proceso de ese cambio de rumbo.
Finalmente, pienso que es fundamental integrar esfuerzos
para producir un tipo de enseñanza en la que los jóvenes y adultos sean capaces
de apreciar el valor de la diversidad cultural y sus influencias en este mundo
globalizado.
Pero además, provocar en ellos una actitud responsable y solidaria, que les permita convertirse en
verdaderos sujetos de cambio acorde con las características del mundo en que
viven, el cual demanda de innovaciones constantes, con apego a valores de
identidad e integración.
“Juan Pablo vive en el imaginario de los jóvenes”
26 de enero, 2015.