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lunes, 8 de febrero de 2016

"LOS BLANCOS, MORENOS, COBRIZOS, CRUZADOS"...



La Naciòn que Duarte Quiso
“El patriotismo puede ser una palabra vacía cuando falta una actitud consecuente de disposición de servicio a la patria vista como un legado común”.
En su obra La Nación que Duarte Quiso, Mons. Juan Felix Pepén, construye una reflexión digna de ser releída en momentos en que la patria se encuentra enferma y posiblemente, agónica.Publicada en el 2004, por el Centro Cultural Poveda; el texto no pierde vigencia ni se aleja de la realidad, por el contrario, nos convoca a volver sobre él, en momentos en que la patria llora ante tanta iniquidad, pidiendo a gritos “ser rescatada”.
En el capítulo 2, titulado Duarte y los valores, Mons. Pepén sostiene que los valores no son para ser contemplados, sino para ser realizados en la vida mediante los modos de comportamiento. Hay que desarrollar una pedagogía aplicada a los valores y llevarla a la práctica para que el pueblo que se constituye en nación bajo la inspiración de esos valores alcance una verdadera madurez espiritual y sociológica.
Comparto esta conceptualizaciòn y pienso que a la enseñanza de la Historia le corresponde un papel destacado en este proceso de educar en valores aunque suene a palabra añeja, a pérdida de tiempo, o a cosa que ya no se usa. Es tiempo de dialogar, el joven de hoy tiene nuevas y variadas forma de aprender. Sin embargo, ese aprendizaje necesita estar focalizado, centrado y orientado, quizás hacia el tipo de “ser humano” que necesita el mundo actual. 
Insisto en que para mantener viva la memoria en las nuevas generaciones es preciso retomar planteamientos que Juan Pablo consignó por escrito, acerca de valores, como el desinterés, la fidelidad, el trabajo, la libertad, la justicia, la fraternidad, entre otros con igual importancia y que son esenciales en el debate que nos ocupa y que debe conducirnos a la reflexión.
 Con razón sobrada, para referirse a esto, Juan Pablo sostuvo:“En Santo Domingo no hay más que un pueblo que desea ser y se ha proclamado independiente de toda potencia extranjera, y una fracción miserable que siempre se ha pronunciado contra esta ley, contra este querer dominicano, logrando siempre por medio de sus intrigas y sórdidos manejos adueñarse de la situación y hacer aparecer al pueblo dominicano de un modo distinto de como es en realidad; esta fracción, o mejor diremos esa facción, es y será siempre todo, menos dominicana; así se la ve en nuestra historia, representante de todo partido antinacional y enemigo nato por tanto de todas nuestras revoluciones; y si no, véase ministeriales en tiempo de Boyer, y luego riveristas, y aún no había sido el 27 de febrero, cuando se les vio proteccionistas franceses y más tarde anexionistas americanos y después españoles”(…). [1]
Naturalmente, los obstáculos son muchos para lograr sanar el paciente que agoniza ( la nación), tal vez porque sostener un discurso distinto al que nos han acostumbrado excluye cualquier posibilidad de análisis,o porque la indiferencia parece haber llegado para quedarse o porque sectores sociales desde diferentes instituciones gubernamentales apañan, entregan, simulan, engaña, pervierten, confunden y mal quieren la nación... me gustaría que cada uno haga su propia lectura. 
Lo que es una gran verdad, es que desde la conformación de la República hemos tenido individuos con similares condiciones, de igual calaña, con intereses oscuros y desleales. Hablo entonces, de una memoria que no se puede concebir solo como lo heredado, sino continuamente enriquecida con la labor contemporánea de todos los que son protagonistas en este colectivo.
“Podrán cambiar la fecha más no los sentimientos”

domingo, 7 de febrero de 2016

Isamar Ortiz Cortes, símbolo de esfuerzo y persevarancia




Conquista premio Ruben Dario, en Nicaragua
Tiene cuatro años (2011) que ingresó a la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD). Actualmente, está a ley de tres semestres para alcanzar el título de Licenciada en Música, Mención Teoría y Educación Musical, además de tocar de forma virtuosa el violín. Es, después de sus hermanas Nuliebeth y Leonor, la hija más pequeña de los destacados maestros uasdianos Leopoldo Ortiz y Natividad Cotes.
Hasta hace dos meses, su diario transcurrir en las aulas de la Facultad de Artes no despertaba mayor interés, llegando a pasar –tal vez- desapercibida. Hoy, su paso por esa importante unidad académica y la escuela para violines del Conservatorio Nacional de Música, causa revuelo y despierta el interés de sus compañeros estudiantes. Ella –recientemente- ganó el Premio a la Excelencia Académica “Rubén Darío”.
Isamar Ortiz Cotes, es el nombre de la estudiante del séptimo semestre de música que -en Managua, Nicaragua- se convirtió en la representante dominicana número siete que se alza con la distinción organizada por el Consejo Superior Universitario Centroamericano y del Caribe (CSUCA). El CSUCA está integrado por 20 academias estatales de Centro América y el Caribe y, desde el año 2005 lleva a cabo el acto en donde reconoce al estudiante de cada país miembro que tenga el mejor índice en su carrera.
En honor al insigne bardo nicaragüense, el premio también toma en cuenta a los alumnos que se destacan en el desarrollo del conocimiento científico y tecnológico de las diversas ramas de la ciencia. De igual modo, resalta el esfuerzo, perseverancia y constancia en la excelencia académica. Para ser opción, el galardonado debe tener no menos de tres años en la carrera que cursa. Para la edición correspondiente al 2015, Isamar lleva acumulado un índice académico de 97.1, cosa que hizo posible que, en un acto efectuado recientemente en Nicaragua, la tierra del valeroso revolucionario César Augusto Sandino, acaparara la alta distinción por República Dominicana.