
La Naciòn que Duarte Quiso
“El patriotismo puede ser una palabra vacía cuando falta una actitud consecuente de disposición de servicio a la patria vista como un legado común”.
En su obra La Nación que Duarte Quiso, Mons. Juan Felix Pepén, construye una reflexión digna de ser releída en momentos en que la patria se encuentra enferma y posiblemente, agónica.Publicada en el 2004, por el Centro Cultural Poveda; el texto no pierde vigencia ni se aleja de la realidad, por el contrario, nos convoca a volver sobre él, en momentos en que la patria llora ante tanta iniquidad, pidiendo a gritos “ser rescatada”.
En el capítulo 2, titulado Duarte y los valores, Mons. Pepén sostiene que los valores no son para ser contemplados, sino para ser realizados en la vida mediante los modos de comportamiento. Hay que desarrollar una pedagogía aplicada a los valores y llevarla a la práctica para que el pueblo que se constituye en nación bajo la inspiración de esos valores alcance una verdadera madurez espiritual y sociológica.
Comparto esta conceptualizaciòn y pienso que a la enseñanza de la Historia le corresponde un papel destacado en este proceso de educar en valores aunque suene a palabra añeja, a pérdida de tiempo, o a cosa que ya no se usa. Es tiempo de dialogar, el joven de hoy tiene nuevas y variadas forma de aprender. Sin embargo, ese aprendizaje necesita estar focalizado, centrado y orientado, quizás hacia el tipo de “ser humano” que necesita el mundo actual.
Insisto en que para mantener viva la memoria en las nuevas generaciones es preciso retomar planteamientos que Juan Pablo consignó por escrito, acerca de valores, como el desinterés, la fidelidad, el trabajo, la libertad, la justicia, la fraternidad, entre otros con igual importancia y que son esenciales en el debate que nos ocupa y que debe conducirnos a la reflexión.
Con razón sobrada, para referirse a esto, Juan Pablo sostuvo:“En Santo Domingo no hay más que un pueblo que desea ser y se ha proclamado independiente de toda potencia extranjera, y una fracción miserable que siempre se ha pronunciado contra esta ley, contra este querer dominicano, logrando siempre por medio de sus intrigas y sórdidos manejos adueñarse de la situación y hacer aparecer al pueblo dominicano de un modo distinto de como es en realidad; esta fracción, o mejor diremos esa facción, es y será siempre todo, menos dominicana; así se la ve en nuestra historia, representante de todo partido antinacional y enemigo nato por tanto de todas nuestras revoluciones; y si no, véase ministeriales en tiempo de Boyer, y luego riveristas, y aún no había sido el 27 de febrero, cuando se les vio proteccionistas franceses y más tarde anexionistas americanos y después españoles”(…). [1]
Naturalmente, los obstáculos son muchos para lograr sanar el paciente que agoniza ( la nación), tal vez porque sostener un discurso distinto al que nos han acostumbrado excluye cualquier posibilidad de análisis,o porque la indiferencia parece haber llegado para quedarse o porque sectores sociales desde diferentes instituciones gubernamentales apañan, entregan, simulan, engaña, pervierten, confunden y mal quieren la nación... me gustaría que cada uno haga su propia lectura.
Lo que es una gran verdad, es que desde la conformación de la República hemos tenido individuos con similares condiciones, de igual calaña, con intereses oscuros y desleales. Hablo entonces, de una memoria que no se puede concebir solo como lo heredado, sino continuamente enriquecida con la labor contemporánea de todos los que son protagonistas en este colectivo.